Control de las manifestaciones hemorrágicas en la trombocitopenia inmune primaria.
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extraída de Consalud.es
Resumen
La trombocitopenia inmune primaria, es una enfermedad hematológica
autoinmune que afecta a las plaquetas. El manejo de su diagnóstico y
tratamiento ha provocado polémicas durante muchos años, debido a que el sistema
inmune del paciente produce anticuerpos contra sus propias plaquetas que las
destruyen y suprimen la correcta elaboración en la médula ósea. El
objetivo principal es disminuir la variabilidad clínica haciendo un enfoque en
el manejo terapéutico de la posibilidad que tiene el paciente de sufrir alguna
hemorragia cuyo fin es el obtener los mejores resultados clínicos, con un menor
número de acontecimientos inesperados en
la calidad de vida junto a reacciones adversas que pueda presentarse.
INTRODUCCIÓN
La trombocitopenia inmune primaria (PTI) es una
enfermedad que puede provocar una gran cantidad de hematomas y sangrado cuyo
origen es autoinmune en la que existe una cifra baja de
plaquetas, lo que se conoce como trombopenia o trombocitopenia, por
causa de un incremento en la destrucción plaquetaria y de la mano con una muy
poca producción de plaquetas.
Se conoce que tiene un origen autoinmune
debido a que el propio sistema inmune del paciente el cual nos
brinda anticuerpos va destruir las plaquetas en la sangre e impiden su
producción en la médula ósea. Debido a una cifra baja de plaquetas los
pacientes tienen más riesgo de sangrado y de posibles hemorragias; el sangrado
que puede desencadenar es producto de niveles anormalmente bajos de plaquetas,
las cuales son células que ayudan en la coagulación de la sangre.
Los
pacientes con PTI crean auto anticuerpos los cuales se dirigen a la membrana de
las plaquetas y de los megacariocitos (células precursoras de las plaquetas
presentes en la médula ósea), por lo que se produce una destrucción de las
plaquetas al llegar al bazo y una disminución de la producción de plaquetas a
nivel medular. En la mayoría de los casos, la causa que desencadena
la producción de auto anticuerpos contra las plaquetas es desconocida, sobre
todo en los adultos. Sin embargo, en los niños, en muchas ocasiones, la PTI se
produce tras infecciones víricas o tras vacunaciones en las que se utilizan
virus vivos atenuados. (Dra. Blanca Sánchez,
2017).
Un
aumento en la descomposición de plaquetas es lo que ocurre en esta enfermedad,
los anticuerpos producidos por el sistema inmunitario se unen a las plaquetas y
las marcan para proceder a su destrucción. El bazo, cuyo órgano que ayuda a
combatir las infecciones, reconoce a los anticuerpos y destruye las plaquetas.
Por esta razón tenemos como efecto una cantidad de plaquetas en sangre menor
que la normal por la identidad equivocada. De acuerdo a (Hoffman R, 2008) una cantidad normal de
plaquetas generalmente se encuentra entre las 150.000 y las 450.000 plaquetas
por micro litro de sangre circulante. Las personas con la trombocitopenia
inmune primaria suelen tener menos de 20.000
plaquetas. Mientras disminuyen las plaquetas aumenta el riesgo de
sangrado debido a que ayudan a la coagulación. Es importante tomar en
consideración que existe un mayor riesgo si las plaquetas disminuyen a menos de
10.000 plaquetas por micro litro, ya que en este punto, se puede
producir un sangrado interno sin necesidad que la persona sufra algún tipo de
lesión.
Los
signos y síntomas de esta enfermedad varían mucho, esto complica
mucho el diagnóstico, la elección del tratamiento adecuado y el seguimiento de
los pacientes para brindar una mejor calidad de vida. El desarrollo
clínico de la enfermedad son muy variables, los pacientes con trombocitopenia
inmune primaria pueden no
presentar síntomas o pueden tener manifestaciones hemorrágicas de diversa
gravedad basándose en el nivel de plaquetas. Tomando en
consideración a (Sarpatwari A, Bennett D, Logie JW, 2010) Casi un cuarto de los
pacientes no presentan síntomas y reciben el diagnóstico en base a exámenes de
sangre rutinarios que demuestra efectivamente una disminución de plaquetas por
su destrucción y poca producción. Sin embargo los pacientes sintomáticos pueden
llegar a presentar: petequia o púrpura, hematomas inusuales y con golpes muy
leves, síntomas de sangrado persistente en caso de cortes, sangrado de la
mucosa, sangrados de nariz frecuentes o muy severos, además, puede
haber sangrado por las mucosas, sangrado por las encías o sangrado vaginal. De
forma más infrecuente se producen hemorragias más graves como las
gastrointestinales, articulares o cerebrales.
Gracias
a la particularidad del síntoma de las petequia se puede diferenciar de otras
lesiones cutáneas papulares que pueden ser similares como las causadas por picaduras de insectos y alergias,
que al deberse a una simple vasodilatación se blanquean al comprimirlas con el
dedo. Con referencia a (Baselga E, 1997) cuando las petequias son
mayores de 3 mm se denominan púrpura,
de ahí viene el nombre de esta enfermedad. Las lesiones purpúricas
mayores de 1-2 cm se denominan equimosis, que son lo que se conoce popularmente
como hematomas o moratones. Es importante reconocer que las
petequias, púrpura o equimosis aparecen con más frecuentes en el tercio
inferior de las piernas, al ser la parte del cuerpo donde los vasos sanguíneos
están sometidos a una mayor presión; de igual forma pueden aparecer tras
pequeños traumatismos.
De
acuerdo a la (AEP, 2011) en enero de 2010 se dio a conocer el consenso
internacional para el diagnóstico y manejo de la PTI. El principal problema es
el riesgo aumentado de hemorragia. No siempre habrá una correlación exacta y
precisa entre la cifra de plaquetas y las manifestaciones hemorrágicas, aunque
estas son más frecuentes por debajo de 10.000/μl. La mayoría de los pacientes
están asintomáticos o tienen petequias, hematomas o equimosis aislados en piel
o mucosas. Sin embargo, algunos casos pueden sufrir hemorragias más graves a
nivel cutáneo, mucoso, gastrointestinal o incluso intracraneal (0,1-0,5%). La
palabra PTI grave se usa para los pacientes con manifestaciones
hemorrágicas clínicamente relevantes que afecte la calidad de vida. Como
objetivo tiene el tratamiento de prevenir estas hemorragias que pueden afectar
la vida del paciente, más que corregir las cifras de plaquetas hasta valores
normales pues esto no causa mayor peligro. Las decisiones
terapéuticas se deben tomar en función de múltiples factores y las recomendaciones
basadas exclusivamente en las cifras de plaquetas son muy controvertidas. Podemos
encontrar de igual manera factores de riesgo recordando que puede
aparecer en cualquier persona y a cualquier edad, pero los siguientes factores
aumentan el riesgo: el sexo de la persona ya que en comparación con los
hombres, las mujeres tienden a contraer dos o tres veces más de probabilidades
de desarrollar PTI. Los niños y ancianos luego de una enfermedad vírica, como
paperas, sarampión on una infección de las vías respiratorias, pueden contraer
la enfermedad probablemente de acuerdo a AskMayoExpert (2015).
Con
referencia a (D. Medeiros,G.R. Buchanan, 1998) expertos
consideran que los niños con esta enfermedad sin sangrado no requieren
tratamiento, sin tomar en consideración el número de plaquetas, sin embargo se
solicita un control y seguimiento estrecho. En caso de sangrado o en
circunstancias que ponga en juego la vida del paciente, se aconsejan
tratamientos que produzcan un rápido ascenso en el número de plaquetas para
prevenir o frenar las hemorragias ya que estas poseen un el factor coagular. Tomando
en consideración es importante evitar tratamientos innecesarios, potencialmente
tóxicos que afecten en cierta manera la salud del paciente, solo en pacientes
asintomáticos o con descensos moderados de las plaquetas y proceder con una
terapia adecuada que brinde la mínima toxicidad para que así no
afecte la calidad de vida.
Diagnosticar
esta enfermedad se basa en el conteo de plaquetas ya que puede ser asintomático
sin embargo hay veces en donde se debe realizar una biopsia de la
médula ósea, para descartar otras enfermedades que pudieran explicar
la disminución y poca producción de plaquetas. Esto se realiza
normalmente en caso de que la trombocitopenia inmune primaria sea
dada en una presentación atípica, como en personas mayores de 40 años, cuando
existen alteraciones asociadas de glóbulos blancos o rojos, o cuando no hay una
buena respuesta al tratamiento. Así mismo se puede buscar la
presencia de anticuerpos anti plaquetarios en la sangre. Esta prueba
no es muy sensible la cual puede darnos un negativo de PTI; no obstante es
bastante específica cuando nos dé positiva, suele indicar que estamos ante una
PTI con referencia a (Provan, Stasi, Newland, Blanchette,
Bolton-Maggs, Bussel, 2017)
Con
respecto al tratamiento, en el manejo terapéutico de la PTI se debe tomar
en cuenta no sólo la cifra plaquetaria,
sino también las manifestaciones hemorrágicas y las enfermedades asociadas del
paciente. El tratamiento de PTI tiene como objetivo conseguir una cantidad de plaquetas suficiente en el
cuerpo (>30.000 plaquetas/µl) para evitar la posibilidad de producir sangrados con
la menor cifra de efectos secundarios provenientes de los medicamentos que se
vayan aplicar. El riesgo de sangrado debe ser individualizado según
las enfermedades asociadas, edad del paciente ya que en niños y ancianos pueden
correr mayor riesgo o en aquellos que deban someterse a cirugía mayor, por lo
que la cifra plaquetaria que queremos alcanzar con el tratamiento puede variar
según estas circunstancias. Cines DB, Blanchette, (2002) refiere a
que el uso de Corticosteroides previenen la destrucción de plaquetas por los
macrófagos en el bazo y el hígado y así aumentan el nivel de plaquetas en el
paciente. Así mismo tenemos el uso de las inmunoglobulinas las
cuales son usadas para desensibilizar al sistema inmunológico. Como
se produce al recoger anticuerpos del plasma humano, existe el riesgo de transmisión
de enfermedades infecciosas. En casos urgentes si se necesita un aumento rápido de del número de
plaquetas se usara las gammaglobulinas intravenosas. Estos son
anticuerpos que logran inhibir los anticuerpos dañinos que está produciendo el
organismo y que están causando la destrucción de las plaquetas. Más
del 80% de los casos responden positivamente, pero su efecto es transitorio y
en casos extremos tenemos las transfusiones de plaquetas cuando hay hemorragias
graves la cual se debería realizar, pues las plaquetas son
destruidas rápidamente y su efecto positivo es corto. (Cooper N., 2009).
CONCLUSIÓN
En
conclusión, la
vida con PTI es manejable siempre que exista un monitoreo para evitar
hemorragias, ya que este es el agravante en la enfermedad la cual se puede
controlar siguiendo recomendaciones como: el paciente que
presente trombocitopenia inmune primaria
debe abstenerse absolutamente a toda actividad que pueda exponerse a traumas,
por ejemplo deportes que requiera algún contacto físico; así mismo evitar
fármacos que puedan afectar la función de las plaquetas, como ejemplo anti-inflamatorios
y aspirinas. El uso de medicamentos intramusculares presenta un
riesgo en producir hematomas en el interior del musculo. Una vez
conociendo los signos y síntomas si una persona los presenta se debe
programar una consulta con el médico y si el sangrado no
se detiene es una emergencia médica, lo que requiere ayuda inmediata
presentándose como un sangrado que no se puede controlar con los conocimientos
básicos de primeros auxilios, como presionar el área de sangrado.
Referencias
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https://www.ebmt.org/Contents/Resources/Library/Resourcesfornurses/Documents/Trombocitopenia%20inmune_Spanish.pdf

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